Es indudable que en los últimos años el placer de comer chocolate se ha extendido por el mundo, y más aún desde que Hollywood lo puso de moda allá por los años sesenta y setenta. Este exquisito alimento ya lo conocían los Aztecas y se lo presentaban a modo de ofrenda a uno de sus dioses, Quetzacóalt, en forma de bebida espumosa , espesa y de sabor muy amargo.
Fue Hernán Cortés quien lo trago a España en 1519 mejorando su sabor al añadirle azúcar. Más tarde el chocolate cruzo las fronteras, alcanzando el resto de países europeos como algo novedoso y de sabor sumamente peculiar. A mediados del siglo XVIII con la llegada de la Revolución Industrial se modernizan los procesos de elaboración, que continúan desarrollándose gracias a las aportaciones de Conrad Van Hauten, que en 1828 inventa la prensa capaz de separar el cacao de la manteca, John Cadbury que fabrica los primeros chocolates para comer en 1842 (anteriormente se bebían), Heri Nestlé y Daniel Peter que en 1875 crean el chocolate con leche, Rodolfo Lindt en 1876 aplica el "conchado" como parte fundamental del proceso de elaboración, etc. Los avances han continuado hasta nuestros días convirtiendo el chocolate en una exquisitez para el paladar y un elemento de bienestar corporal.
Hoy, cuando catamos y disfrutamos del chocolate utilizamos los cinco sentidos; con cada uno de ellos valoramos una serie de características organolépticas de tal forma que al terminar una sesión cata podemos calificar, clasificar, juzgar y analizar sus cualidades.
Con la vista apreciamos: la forma, el grosor, el color, el matiz del color, el aspecto y el brillo así como el corte; con todo ello tendremos una idea del porcentaje de cacao de esa tableta y si ha estado bien conservada.
Mediante el tacto, primero pinzamos el chocolate con el dedo índice y el pulgar, la sensación de untuosidad que percibimos nos proporciona información sobre la cantidad de manteca de esa pieza. Luego, en el interior de la boca percibimos de nuevo las sensaciones táctiles y valoramos su sedosidad, astringencia, untuosidad y su capacidad de disolución.

Con el oído, en el momento que partimos el chocolate y escuchamos un inconfundible "plaf", junto al sonido producido por el crujiente de los dientes al morder la tableta, nos indican de una forma aproximada el porcentaje de cacao de la misma y la posible untuosidad que puede tener en boca.
El sentido del olfato determina la intensidad aromática, la persistencia de esos aromas y de que tipo son:
a) primarios, aquellos que provienen de la variedad de cacao (Theobroma Cacao Linneo)
b) secundarios, son los que se originan durante la fermentación de la pulpa que rodea las habas dentro de la "nuez de cacao"
c) terciarios, son los aromas adquiridos durante el proceso de elaboración del chocolate, por ejemplo: canela, vainilla, frutos secos u otras especias.
Para todo ello, realizamos una olfacción directa tomando el aroma de forma suave por la fosas nasales y otra indirecta por vía retronasal después de saborear el chocolate.

Por último nos hacemos una idea del conjunto de las sensaciones evaluadas.
¡DISFRUTEN UN BUEN CHOCOLATE!
Interesante entrada, de que manera se puede saborear un chocolate con los cinco sentidos.
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