*La vendimia de antes: 1975 Un día típico de vendimia

En mi casa el día de la vendimia  tenía un marcado carácter   festivo, era una jornada   de  concordia y bromas     entre familiares  y amigos, aunque no hay que olvidar que se trataba de un trabajo intenso. La  Vendimia  estaba perfectamente   organizada, cada individuo realizaba una tarea determinada  dentro de una cuadrilla y cada   grupo de personas desempeñaba una   función en base  a sus   características. Explicaré los diferentes perfiles de los participantes en las vendimias. Los niños  a jugar y hacer pequeños "mandados" (recados )  y a la hora de  repisar (pisar las uvas)  todos dentro del lagar. Los chavales  en torno a los 15  años   a cargar   uvas en   canastas. Las mujeres de la casa, madre  y abuelas,  se encargan  de la comida  típica de ese  día: papas y pescado,  además de las viandas  de media mañana. Un grupo  de hombres  jóvenes, generalmente 4,  con conocimiento de las técnicas del lagar,  eran los engargados   de   recibir la uva en la prensa y procesarla: pisado,  desengazado (quitar   el raspón o raquis  del racimo)  y puesta del mosto en curtimiento ( maceración - fermentación).
Otro grupo de hombres,  en este caso  los más fuertes, eran  los encargados  de cargar  los pesados  cestos de uvas desde la parcela   hasta  la prensa o el lagar. En  otras ocasiones esta  faena  recaía sobre  animales,  caballos, mulas  y,  en menor medida,  burros.

La   secuencia  de tareas de LA VENDIMIA  era  la siguiente:

Corte   de uvas ,   se realizaba generalmente   por mujeres  contratadas  a tal efecto. Se decía: las mujeres tienen las manos más livianas y cortan más rápido. También cortaban  uvas hombres de cierta edad que ya no podían cargar. A  este   grupo  se le sumaban   el resto de personas   sin una   tarea   específica. El racimo,  una vez cortado y en la manos,  se giraba  al  revés , es decir  se   cogía por la punta  quedando  de esa  forma "abierto"  mostrando los  bagos  (bago: palabra de origen gallego-portugués con la que  se denomina   a cada uno   de los granos de  uva  de un racimo). Con esa acción teníamos  una perfecta   visión del racimo con el  objetivo de eliminar todos aquellos  bagos   en mal estado: podridos, flojos, colorados,  enfermos,  etc.

Cargar uvas El  racimo una vez limpio se depositaba en una canasta  de castaño en las mejores condiciones. Esas   canastas una   vez  llenas  ( 17.5 Kg.  de uvas ) eran cargadas por los chicos  hasta un punto estratégico establecido  de antemano.

Escoger las uvas.  Cuando llegaban los chicos cargados con las canastas  llenas de uvas, las apoyaban   en el borde del cesto  de carga  y las iban volcando  lentamente, el escogedor con sumo cuidado  separaba  las uvas buenas de las  malas, dicho   de otra manera,   las sanas y bien maduras   de las enfermas, verdes , coloradas y  flojas. Poco a poco   iba llenando  cestos del  "bueno ", las uvas sanas y en buen estado,  y cestos con  el "verde" , uvas en mal estado. Una   vez los cestos estaban llenos   se marcaba   el verde   con un pámpano   verde o con   hierbas  verdes y en ocasiones,  como broma, se ponía una piedra  o el sombrero   birlado  al compañero.

La figura   del escogedor   recaía   sobre un viticultor experimentado y que seguía las directrices del propietario   de la finca. Había  varias técnicas   a la   hora  de seleccionar la uva. Lo primero   era elegir un sitio llano y amplio.  La posición   respecto  al sol también era importante. El escogedor tenía que  hacer sombra   con su cuerpo  a las uvas mientras pasaban   de la canasta al cesto. Si a éstas  les daba el sol   directamente   todas parecían   verdes y coloradas, y por lo tanto no serían seleccionadas adecuadamente.

No  era lo mismo  escoger uva para  vender,  que para elaboración propia.  En el caso de  uvas para venta  interesa poner muchos  kilos, por eso,  cuantos más racimos dudosos  pasaban para el bueno, mejor.   Esa picaresca  tuvo como consecuencia que el escogedor   en los casos   que se vendía era una persona   de confianza  del comprador. Entonces los racimos  dudosos  iban p'al verde y el comprador  sólo se llevaba lo mejorcito de la finca. Podríamos  estar hablando un buen rato  de  anécdotas de vendimia...

Traslado  al  lagar: el traslado  se realizaba normalmente en bestias   desde el punto donde se escogía la uva   hasta el lagar, bien estuviera éste en la propia  finca o en otra. Cada  animal llevaba   dos cestos   uno a cada lado de la albarda. Para   acomodar   dichos cestos,  bastante pesados,  hacía falta mucha  maña  y  una buena dosis  de fuerza. En los casos   que el lagar   estaba en la propiedad,  estos cestos  eran cargados  por los hombres más  dispuestos y fuertes  generalmente  emparentados   con la familia   del viticultor. Muchos cestos   cargué y uno terminaba  hecho  un  "cacharro"
En  esos   años, a principios de los setenta  ya había  camiones de   3.5 toneladas que  eran contratados  para el transporte de las uvas, cuando el lagar  estaba  bastante distante  de la parcela  de vendimia.


Pesos y medidas: las   canastas llevan una   capacidad de 17.5 kg. Un cesto   de carga lleva  tres canastas,   es decir  52.5  kg  de uvas. Mis   antepasados  me enseñaron que un cesto   bien lleno  llevaba un barril  de mosto  de los de a cuenta. En un barril   de mosto o vino de los llamados   de a cuenta caben   40 litros. Sabemos  por la experiencia   que  el rendimiento de la uva  a mosto y de forma muy general  lo podemos establecer en el 75 % Así que   haciendo unos números   tenemos que :


Un cesto de  carga bien lleno  de uvas 52.5 kg x 0.75 %  nos dá  39.37 litros de mosto o lo que es lo mismo un barril.


Resumiendo:   un   cesto   de uvas es igual    a un barril   de mosto.


De esa  manera tan sencilla, sólo con contar los cestos  el   viticultor  sabía  de forma muy aproximada  el   rendimiento   de sus  huertas. ¿Curioso?


Toda  esta información parte  de vivencias personales y las  enseñanzas  de mi padre, mis  abuelos  y amigos  de ambos.

Elementos de carga  Las uvas se cargaban en canastas (también llamadas banastas)   y cestos de carga. Ambos eran   confeccionados  con varas de castaño. Hace unos días estuve conversando    con el artesano   de La Villa   de La Orotava  Norberto, me contó algunas cosas interesantes sobre cestería tradicional del Valle.


Un cesto  lleva  tres veces la cantidad de carga  (17.5Kg * 3)  de una canasta; para fabricar  un cesto se necesita el triple de la cantidad que para una canasta. En la foto podemos observar   que los cestos  tenían   dos  hazas, aunque  los cestos para  cargar las uvas en las  bestias , caballos y mulas,  se hacían   de forma  ovalada  y con tres hazas, con la  finalidad  de facilitar la operación de carga en el animal que al perder  su forma cilíndrica, se acomodaba  mucho mejor  a la albarda de la bestia.  


La dureza de la vara (follao) permite elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas, cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones. Los cestos de vara son típicos de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife, así como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma. 
¡Qué vendimias aquellas! 



Cesto de 52.5 Kg
Canasta o banasta de 17.5Kg
Cesto 52.5 Kg  a la izquierda y canasta  de 17.5 Kg a la derecha

No hay comentarios:

Publicar un comentario