En mi casa el día de la vendimia tenía un marcado carácter festivo, era una jornada de concordia y bromas entre familiares y amigos, aunque no hay que olvidar que se trataba de un trabajo intenso. La Vendimia estaba perfectamente organizada, cada individuo realizaba una tarea determinada dentro de una cuadrilla y cada grupo de personas desempeñaba una función en base a sus características. Explicaré los diferentes perfiles de los participantes en las vendimias. Los niños a jugar y hacer pequeños "mandados" (recados ) y a la hora de repisar (pisar las uvas) todos dentro del lagar. Los chavales en torno a los 15 años a cargar uvas en canastas. Las mujeres de la casa, madre y abuelas, se encargan de la comida típica de ese día: papas y pescado, además de las viandas de media mañana. Un grupo de hombres jóvenes, generalmente 4, con conocimiento de las técnicas del lagar, eran los engargados de recibir la uva en la prensa y procesarla: pisado, desengazado (quitar el raspón o raquis del racimo) y puesta del mosto en curtimiento ( maceración - fermentación).
Otro grupo de hombres, en este caso los más fuertes, eran los encargados de cargar los pesados cestos de uvas desde la parcela hasta la prensa o el lagar. En otras ocasiones esta faena recaía sobre animales, caballos, mulas y, en menor medida, burros.
La secuencia de tareas de LA VENDIMIA era la siguiente:
Corte de uvas , se realizaba generalmente por mujeres contratadas a tal efecto. Se decía: las mujeres tienen las manos más livianas y cortan más rápido. También cortaban uvas hombres de cierta edad que ya no podían cargar. A este grupo se le sumaban el resto de personas sin una tarea específica. El racimo, una vez cortado y en la manos, se giraba al revés , es decir se cogía por la punta quedando de esa forma "abierto" mostrando los bagos (bago: palabra de origen gallego-portugués con la que se denomina a cada uno de los granos de uva de un racimo). Con esa acción teníamos una perfecta visión del racimo con el objetivo de eliminar todos aquellos bagos en mal estado: podridos, flojos, colorados, enfermos, etc.
Cargar uvas El racimo una vez limpio se depositaba en una canasta de castaño en las mejores condiciones. Esas canastas una vez llenas ( 17.5 Kg. de uvas ) eran cargadas por los chicos hasta un punto estratégico establecido de antemano.
Escoger las uvas. Cuando llegaban los chicos cargados con las canastas llenas de uvas, las apoyaban en el borde del cesto de carga y las iban volcando lentamente, el escogedor con sumo cuidado separaba las uvas buenas de las malas, dicho de otra manera, las sanas y bien maduras de las enfermas, verdes , coloradas y flojas. Poco a poco iba llenando cestos del "bueno ", las uvas sanas y en buen estado, y cestos con el "verde" , uvas en mal estado. Una vez los cestos estaban llenos se marcaba el verde con un pámpano verde o con hierbas verdes y en ocasiones, como broma, se ponía una piedra o el sombrero birlado al compañero.
La figura del escogedor recaía sobre un viticultor experimentado y que seguía las directrices del propietario de la finca. Había varias técnicas a la hora de seleccionar la uva. Lo primero era elegir un sitio llano y amplio. La posición respecto al sol también era importante. El escogedor tenía que hacer sombra con su cuerpo a las uvas mientras pasaban de la canasta al cesto. Si a éstas les daba el sol directamente todas parecían verdes y coloradas, y por lo tanto no serían seleccionadas adecuadamente.
No era lo mismo escoger uva para vender, que para elaboración propia. En el caso de uvas para venta interesa poner muchos kilos, por eso, cuantos más racimos dudosos pasaban para el bueno, mejor. Esa picaresca tuvo como consecuencia que el escogedor en los casos que se vendía era una persona de confianza del comprador. Entonces los racimos dudosos iban p'al verde y el comprador sólo se llevaba lo mejorcito de la finca. Podríamos estar hablando un buen rato de anécdotas de vendimia...
Traslado al lagar: el traslado se realizaba normalmente en bestias desde el punto donde se escogía la uva hasta el lagar, bien estuviera éste en la propia finca o en otra. Cada animal llevaba dos cestos uno a cada lado de la albarda. Para acomodar dichos cestos, bastante pesados, hacía falta mucha maña y una buena dosis de fuerza. En los casos que el lagar estaba en la propiedad, estos cestos eran cargados por los hombres más dispuestos y fuertes generalmente emparentados con la familia del viticultor. Muchos cestos cargué y uno terminaba hecho un "cacharro"
En esos años, a principios de los setenta ya había camiones de 3.5 toneladas que eran contratados para el transporte de las uvas, cuando el lagar estaba bastante distante de la parcela de vendimia.
Pesos y medidas: las canastas llevan una capacidad de 17.5 kg. Un cesto de carga lleva tres canastas, es decir 52.5 kg de uvas. Mis antepasados me enseñaron que un cesto bien lleno llevaba un barril de mosto de los de a cuenta. En un barril de mosto o vino de los llamados de a cuenta caben 40 litros. Sabemos por la experiencia que el rendimiento de la uva a mosto y de forma muy general lo podemos establecer en el 75 % Así que haciendo unos números tenemos que :
Un cesto de carga bien lleno de uvas 52.5 kg x 0.75 % nos dá 39.37 litros de mosto o lo que es lo mismo un barril.
Resumiendo: un cesto de uvas es igual a un barril de mosto.
De esa manera tan sencilla, sólo con contar los cestos el viticultor sabía de forma muy aproximada el rendimiento de sus huertas. ¿Curioso?
Toda esta información parte de vivencias personales y las enseñanzas de mi padre, mis abuelos y amigos de ambos.
En esos años, a principios de los setenta ya había camiones de 3.5 toneladas que eran contratados para el transporte de las uvas, cuando el lagar estaba bastante distante de la parcela de vendimia.
Pesos y medidas: las canastas llevan una capacidad de 17.5 kg. Un cesto de carga lleva tres canastas, es decir 52.5 kg de uvas. Mis antepasados me enseñaron que un cesto bien lleno llevaba un barril de mosto de los de a cuenta. En un barril de mosto o vino de los llamados de a cuenta caben 40 litros. Sabemos por la experiencia que el rendimiento de la uva a mosto y de forma muy general lo podemos establecer en el 75 % Así que haciendo unos números tenemos que :
Un cesto de carga bien lleno de uvas 52.5 kg x 0.75 % nos dá 39.37 litros de mosto o lo que es lo mismo un barril.
Resumiendo: un cesto de uvas es igual a un barril de mosto.
De esa manera tan sencilla, sólo con contar los cestos el viticultor sabía de forma muy aproximada el rendimiento de sus huertas. ¿Curioso?
Toda esta información parte de vivencias personales y las enseñanzas de mi padre, mis abuelos y amigos de ambos.
Elementos de carga Las uvas se cargaban en canastas (también llamadas banastas) y cestos de carga. Ambos eran confeccionados con varas de castaño. Hace unos días estuve conversando con el artesano de La Villa de La Orotava Norberto, me contó algunas cosas interesantes sobre cestería tradicional del Valle.
Un cesto lleva tres veces la cantidad de carga (17.5Kg * 3) de una canasta; para fabricar un cesto se necesita el triple de la cantidad que para una canasta. En la foto podemos observar que los cestos tenían dos hazas, aunque los cestos para cargar las uvas en las bestias , caballos y mulas, se hacían de forma ovalada y con tres hazas, con la finalidad de facilitar la operación de carga en el animal que al perder su forma cilíndrica, se acomodaba mucho mejor a la albarda de la bestia.
La dureza de la vara (follao) permite elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas, cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones. Los cestos de vara son típicos de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife, así como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma.
¡Qué vendimias aquellas!
Un cesto lleva tres veces la cantidad de carga (17.5Kg * 3) de una canasta; para fabricar un cesto se necesita el triple de la cantidad que para una canasta. En la foto podemos observar que los cestos tenían dos hazas, aunque los cestos para cargar las uvas en las bestias , caballos y mulas, se hacían de forma ovalada y con tres hazas, con la finalidad de facilitar la operación de carga en el animal que al perder su forma cilíndrica, se acomodaba mucho mejor a la albarda de la bestia.
La dureza de la vara (follao) permite elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas, cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones. Los cestos de vara son típicos de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife, así como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma.
¡Qué vendimias aquellas!
Cesto 52.5 Kg a la izquierda y canasta de 17.5 Kg a la derecha |
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